“Espero no decepcionar a todo el mundo, pero cuando la rodamos, no pensábamos en absoluto que estábamos trabajando en algo que iba a convertirse en un símbolo del cine feminista. Creíamos que teníamos entre manos una película de vaqueros pero con mujeres y camiones en lugar de con hombres y caballos”. Así arrancaba su encuentro con la prensa Susan Sarandon (Nueva York, 1946), estrella de la jornada del 10º BCN Film Fest. El festival homenajeó uno de los títulos clave de la carrera de la intérprete estadounidense, ‘Thelma & Louise’, que se proyectó en los cines Verdi con un coloquio posterior en el que también participó la actriz antes de recibir el galardón de Honor en los Premis Sant Jordi 2023.
“El hecho de que me enviaran un guion en el que había dos personajes femeninos que no se odiaban ya de entrada, que era lo que pasaba en la mayoría de guiones que me ofrecían, ya era algo que me hizo feliz. Además, Ridley Scott es un gran director y pensé ‘Bueno, será divertido pasar el verano con la familia rodando en el Gran Cañón’ porque, en esa época, mis hijos eran pequeños”, recordaba la actriz de los motivos que la empujaron a aceptar un papel para el que en su día llegaron a sonar desde Meryl Streep a Frances McDormand pasando por Michelle Pfeiffer o la propia Geena Davis, que en su contrato, y ante el temor a que los productores no encontraran quién podía encargarse de Louise, tenía una cláusula que le obligaba a encarnar el rol que la producción necesitara.
“Se convirtió en una película mucho más controvertida de lo que esperábamos”, ha comentado Sarandon que apunta a la “gran reacción en contra del film cuando se estrenó. No surgieron voces diciendo que era una gran obra feminista, sino que decían que condonábamos el suicidio y el asesinato. Algo que no dijeron con ‘Dos hombres y un destino’ (G. R. Hill, 1968), que era a grandes rasgos la misma clase de historia. Ahí fue cuando me di cuenta de que habíamos entrado en terreno vedado y molestado a los hombres blancos heterosexuales. Y mucho. El papel del film como icono feminista vino luego y se lo ganó la propia película. Si feminismo quiere decir contar una historia de dos mujeres que se quieren y apoyan y que siguen su curso al margen de lo que dicten los hombres, sí, es una película feminista. Además, se tocaban temas que en ese momento eran bastante nuevos: hoy es mucho más común hablar de depredadores sexuales”.
La actriz, sin embargo, se lamentó de que el éxito de taquilla y crítica de ‘Thelma & Louise’ no ocasionara una avalancha de cintas e historias protagonizadas por mujeres. “Eso no ha cambiado a día de hoy. Solo tienes que ver lo que pasó después de ‘La boda de mi mejor amiga’ (P. Feig, 2011). Si que después llegaron más películas sobre mujeres, con mujeres al cargo, pero en términos de igualdad de salario o de oportunidades, no ha cambiado tanto.”
“Hollywood solo es político si eres gordo o viejo. Entonces no te quieren. Pero todo lo demás, mientras dé dinero, lo toman”, asegura Sarandon, muy crítica con la industria del cine estadounidense. “Hollywood no es para nada liberal, os lo digo yo. Como outsider que soy, no son progresistas, pero ya les va bien que se crea”, dice antes de apuntar que “tras el parón del Covid, ahora mismo nadie sabe qué funciona. Ya no sirven los tratos de antes, para esas enormes películas con esos enormes beneficios. De hecho, muchas producciones de las plataformas de streaming son mucho más atrevidas, sexies, singulares, porque no están hechas pensando en atraer un grupo demográfico específico. Eso de los estudios apoyando la visión de un cineasta se dejó de hacer hace mucho tiempo. Ahora son todos banqueros. Por muchas cosas mal que hiciera Louis B. Mayer, y de eso sé algo porque interpreté a Bette Davis en ‘Feud’, antes los estudios los dirigía gente que amaba el cine. Y que respetaban a los directores y su trabajo. Ahora, si un estudio ha tenido éxito lanzando una bota, no vayas a venderles una sandalia. No van a cambiar. Es como piensan hoy. Por eso muchos de los films más interesantes vienen de fuera de la industria, y su problema es encontrar distribución”.
Pese a el panorama que describe, Sarandon, que mantiene “la esperanza porque no creo en el pesimismo”, cree que “seguiremos contando historias, porque eso es importantísimo. Pero será de un modo distinto. De la misma manera que la democracia, que ya no existe en la forma en la que debería porque el sistema se ha corrompido. Yo creo que el capitalismo colapsará, que se fagocitará porque su estado actual no es sostenible. Y la industria del cine cambiará… no creo que desaparezca.”
Sarandon contó a la prensa un buen puñado de anécdotas del rodaje de ‘Thelma & Louise’. Entre ellas, su papel a la hora de incluir en el guion algunos apuntes que acabaron de definir a su personaje –por cuyo trabajo fue nominada, como Geena Davis, al Oscar a Mejor Actriz de 1992, premio que acabó llevándose Jodie Foster por ‘El silencio de los corderos (J. Demme, 1992)–, como el beso que le da a Thelma o su apuesta decidida por el legendario final del film, con el plano congelado del descapotable lanzándose por el acantilado.
“Sabía que Louise tenía que pagar por lo que había hecho. No quería que la película se convirtiera en una clásica historia de venganza. Si algo tenía claro, es que no quería ser Charles Bronson”, aseguró. “Lo dije antes de aceptar el papel, porque ya había rechazado otros proyectos centrados en la venganza. No quería ser Arnold Schwarzenegger, sino quería que el personaje intentara entender por qué los hombres creen que actuar de la manera como actúan está bien. De ahí surge la escena del asesinato y la razón por la que el personaje de Louise debe morir. Sabe que tiene que pagar un precio y eso es lo que la hace diferente de Arnold Schwarzenegger”, apunta Sarandon que reconoce el papel clave de Ridley Scott en todo el proceso: “Todo se debe a su visión, a su mirada. En el rodaje estuvo siempre abierto a todo, a las sugerencias que le aportábamos. Seguramente es el último director en el que pensaríamos como feminista, pero fue él quién nos convirtió en iconos”, asegura.
Otro icono que surgió del rodaje de ‘Thelma & Louise’ fue un entonces actor novato que se enfrentaba a uno de sus primeros personajes importantes: Brad Pitt. Sarandon también recuerda de forma cariñosa su encuentro en el set: “Bueno, él lo cuenta de manera completamente diferente. Dice que yo lo ayudé y le enseñé durante el rodaje y la verdad no creo que eso sea cierto en absoluto”, bromea. “Lo recuerdo siendo, por supuesto, muy guapo, pero también le recuerdo estar muy cómodo en el set. Y que era divertido y hacía que la gente alrededor se lo pasara bien. A ver, Geena es la que se divirtió más, obviamente”, dice con una sonrisa que hace que los periodistas rompan en carcajadas. “Supe que Brad era especial, cuando vi la película, y vi cómo quedó la escena en la que él se burla del marido de Thelma. Todo ese diálogo fue improvisado. Al verla, pensé “Vaya, este chaval es realmente interesante”.
"Y la cosa es que no necesitaba serlo, porque era un bellezón. Pero lo es, solo tienes que fijarte en los papeles que ha escogido en su carrera. Muchos son siniestros, oscuros, distintos. Es parecido a lo de Johnny Depp, porque se podrían haber conformado en ser chicos de portada, guapos pero vacíos. Y resulta que ya desde sus inicios eran actores de carácter. Creo que Brad es un gran ejemplo de ello. Y eso es algo a respetar. Yo lo respeto mucho. Ojalá lo conociera de una forma más íntima”, ríe de nuevo. “Pero lo conozco lo suficiente para saber que es un buen tipo, un tipo íntegro. Incluso he conocido a sus padres… ‘Thelma y Louise’ fue la película que le dio el empujón, pero ya había trabajado antes, no es que se lo encontraran por la calle: había trabajado en TV y hecho otras cosas. Pero esta fue la película que lo dio a conocer.”