Se trató de un acto de perdón por parte del Estado colombiano tras fallo de la Corte IDH.
Este martes, la vicepresidenta de la República, Francia Márquez, estuvo en la cuenca del río Cacarica, en Chocó, para dar cumplimiento a lo ordenado por la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) proferida contra Colombia el 20 de noviembre de 2013 por el caso de las comunidades afrodescendientes desplazadas de la zona.
La ‘Operación Génesis’ fue ejecutada por la fuerza aérea y la Brigada XVII del Ejército Nacional, entonces comandada por el general Rito Alejo del Río. Esta acción bélica se desató en simultaneidad con la ‘Operación Cacarica’, por miembros de las AUC.Fueron operativos realizados en Turbo, Antioquia, que se extendieron por toda esta zona del Urabá chocoano. Estos hechos dejaron 86 víctimas mortales, además de varias familias desplazadas.“Aceptamos, sin condiciones, la declaración de responsabilidad internacional del Estado colombiano realizada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por los hechos establecidos en su sentencia. Reconocemos que ha existido un alto grado de impunidad y rechazamos la crueldad infligida en este caso contra las comunidades negras para intimidar, castigar, controlar, coaccionar y desalojar a sus miembros. Pedimos perdón a las víctimas de las operaciones militares y paramilitares de Génesis y Cacarica”, expresó la vicepresidenta.Le puede interesar:El barrio que pegó en los postes fotos de atracadores que los tienen azotados
El copamiento paramilitar del eje bananero se dio en la segunda mitad de los años noventa e incluyó el desplazamiento y posterior despojo de las comunidades establecidas en la subregión del Urabá.
Ellas eran principalmente población afrodescendiente y muchas se encontraban en pleno proceso de organización y titulación colectiva de tierras, tras haber conquistado ese derecho con la Ley 70 de 1993.
El Urabá chocoano está hoy mayormente titulado colectivamente a varios consejos comunitarios afrodescendientes, parques naturales y resguardos indígenas.
Cacarica es hoy Espacio Humanitario Nueva Vida, donde cientos de personas se han agremiado en organizaciones de víctimas para defender sus derechos y mantenerse al margen de la violencia de los armados.
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Por otro lado, el general Del Río fue condenado en 2012 a 25 años de prisión por el asesinato del campesino Marino López Mena, en el marco de la ‘Operación Génesis’.
Del Río pidió entrar en la Justicia Especial para la Paz (JEP) a través de una carta en la que prometió reparar a las víctimas de dicha operación con la verdad. El tribunal ha escuchado a Del Río en tres ocasiones, donde el exoficial ha reiterado su papel como pacificador de la región del Urabá y continúa negando nexos con estructuras paramilitares.
“La mejor manera de honrar a los asesinados y desaparecidos, es que esas vidas cegadas nos permitan tomar la fuerza para romper el silencio y para ejercer en libertad el derecho a unos territorios para la paz y la reconciliación, territorios donde su generosidad les abre el corazón, pero donde se requieren que den pasos certeros para construir el bello territorio del Cacarica, de todo el bajo Atrato, que toda su gente se merece”, dijo, por su parte, Danilo Rueda, alto comisionado para la paz.
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