¿Quién iba a decirle a Bruce Willis, en 2012, el año en que participó en cinco películas, que una década después estaría retirándose? ¿Quién iba a decirle a él, el oficial John McClane, el boxeador Butch Coolidge, el superviviente David Dunn, entre tantos otros personajes imbatibles a los que dio vida, que tan solo diez años lo separaban del silencio? Solo una enfermedad tan grave, como la demencia frontotemporal que le diagnosticaron el año pasado, pudo ponerle un alto a una carrera tan prolífica. Y tal vez por eso su despedida de la industria se sienta como el choque de un bólido fabuloso: repentina, desconcertante y penosa.
Antes de decirle adiós a Hollywood, Willis, quien el domingo 19 de marzo cumple 68 años, vendió los derechos de su imagen para que pueda ser utilizada en futuros proyectos a través de la inteligencia artificial. Todo un pionero, fue el primer actor en hacerlo, en vista de que su presencia en el écran no volverá a tener la misma continuidad que tuvo desde 1980, año en que debutó en la gran pantalla como un extra en la película "The First Deadly Sin" que tuvo entre su elenco a Frank Sinatra. Sería humanamente imposible ver todas las películas en las que ha formado parte: sin contar las que vayan a estrenarse después, suman más de 100.